jueves, 6 de febrero de 2014

Una reflexión sobre la sobrecarga informativa

Como anticipo a la tercera actividad de la Unidad 3, que espero tener lista en breve, publico aquí también mi reflexión sobre la sobrecarga informativa.

Cuando decidí, hace tres años, ir dejando a un lado las clases presenciales para dar paso a las clases por videoconferencia a través de Sonora ELE, sentí una especie de vértigo ante todo el alcance de la web social, las TIC, las TAC, las TEP… Recuerdo que buscaba conceptos en Google y Wikipedia, veía algunos documentales y conferencias en YouTube y descubría listas del tipo “500 herramientas TIC para el docente 2.0”. Y me sentí algo abrumada, pero se me pasó pronto. ¿Cómo? Por varias razones, pero la más importante es que iba a ser yo quien decidiera qué y cuánto aprender.

Era importantísimo evitar caer en el llamado "pesimismo tecnológico", para ello nada mejor que ser consciente de las propias limitaciones. Sí, hay grandes pedagogos, psicólogos, sociólogos y comunicadores poniendo en circulación multitud de ideas y la red es un hervidero de blogs y revistas digitales interesantísimos, pero mi actitud fue coger una silla y sentarme con una caña de pescar –metafóricamente hablando– delante de ese río de información, sin estresarme. Veía pasar el agua a raudales y a un montón de peces –gordos y chicos– pero no tenía que pescarlos –ni mucho menos pretender comérmelos– todos. Cada uno de nosotros tiene su propio ritmo para aprender –dejo a un lado las metáforas– y las respuestas acaban llegando, siempre. Como dice Teemu Arina, “debemos abordar la sobreinformación en un sentido positivo adoptando una actitud de flujo/percepción más que de colección/consumo”. Y yo añado que la única manera de no “infoxicarse” no tiene que ver sólo con competencias digitales de filtrado y gestión de la información sino con no querer “sobreaprender”. O sea, es más una cuestión de actitud.

Wassily Kandinsky, Líneas transversales, 1923.

Conviene saber escoger no sólo qué y cuánto aprender, sino también cuándo y con quién. Gracias a Sonora ELE, he podido conocer en Facebook, Twitter y Pinterest a otros docentes, con la misma o distinta especialidad, y la red se ha hecho más estrecha de manera natural con algunos de ellos. Por el momento mi PLN es el mejor filtro de que dispongo para gestionar la información que recibo. Ése y mi Feedly. Cuando quiero informarme de algo o quiero profundizar más en los temas que actualmente me interesan acudo a fuentes de confianza de mi PLN y estas fuentes o me aportan lo que necesito o me conducen a otras fuentes.

Había oído hablar de Diigo pero no conozco a nadie que lo use. Me he abierto una cuenta para el curso y he visto los tutoriales. Me parece una herramienta muy útil siempre y cuando lo usen también algunas personas de mi PLN. Si no es el caso, por el momento seguiré usando Symbaloo, Pinterest, Feedly y mi PLN en Facebook para filtrar y gestionar la información y ya veré si encajo el uso de Diigo en todo esto.

Personalmente no siento que esté sufriendo una sobrecarga informativa, soy consciente de que existe una sobreabundancia de información pero intento no perder la perspectiva de lo que yo necesito en cada momento, por ello voy a mi ritmo, dosifico y no me dejo atraer por todo. Supongo que estoy en la línea de lo que Javier Velilla refiere parafraseando a Clay Johnson y sigo una "dieta informativa saludable".

Me gustaría poder mostrarles a mis estudiantes online que pueden seguir aprendiendo español en Internet, fuera de aula virtual, sin infoxicarse, y ayudarles a construir eficazmente a cada uno de ellos su propio PLE del español como lengua extranjera.

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